La línea de la Concordia es una división política que día a día es transitada por cerca de 12 mil personas. Muy común para Ud. y para quien escribe, como ariqueños natos o por adopción, pero no para el visitante de paso.

Emiliano (Argentino) un nuevo amigo de El Morrocotudo, nos invita a participar de un viaje relámpago, por motivos laborales, en dirección al vecino país, señala lo increíble de las historias que suceden en Arica, con una mezcla de sorpresa, alegría y, por qué no, indignación, al enterarse que aún existe discriminación entre peruanos y chilenos.

Aún puedo recordar el: ¡que bárbaro!, que expresó ante la sorpresa de ver el “majestuoso” y cercado valle de “minas antipersonales” que aún existen en la frontera.

Un ejemplo del frío momento que vivieron las dos naciones hermanas...

Ya en el regreso nos encontramos con Juliana, quien relata su vida como “contrabandista de ropa americana” y su descontento con la constante corrupción y trato de personal aduanero y policial.

Juliana señala que se levanta entre las 4 y 5 de la mañana para dirigirse a trabajar; lleva 4 años en la "pega" de trasladar ropa americana a Tacna. Ella es una más de las cientos de mujeres que transitan entre Chile y Perú, en búsqueda del sustento para poder sobrevivir.

Menciona la existencia de los pamperos aquellos hombres que cruzan el desierto, muchas veces bajo coimas de 200 dólares por fardo a la autoridad aduanera del Perú. La no cancelación de esta suma significa una retención de la mercadería y vehículos por parte de esta entidad.

Agrega que mayormente es beneficiada la aduana con los “arreglos”: “La aduana se beneficia en todo y la policía solo te pide 50 dólares, te ayudan y todo, pero a los aduaneros dan ganas de meterles una bomba”, señala enrabiada.

Indica que una vez a la semana se traslada a vender a la feria la “Cachina” de Tacna, en un puesto al aire libre; lugar donde gana el dinero que le alcanza para subsistir, caso muy distinto al de las comisionistas al por mayor, las cuales si no logran el traslado de la ropa, no cobran y si logran cruzar con la cantidad exacta de ropa, reciben una suculenta suma de dinero.

Estas ganancias son reflejo de aquellos autos cargados con ropa, que cruzan el desierto entre Chile y Perú, a través de la Concordia, para evadir el control fronterizo de Santa Rosa, muchas veces abusados por parte de la aduana y Policía del Perú.

Dentro de las características que definen para ella al buen aduanero, están que acepte la coima y permita el libre tránsito de la ropa. También existe el "mal aduanero", como es el caso del “Toledo”, indica con toda familiaridad, el cual no acepta la coima y ya es considerado como mal funcionario, lo que de forma inmediata genera el regreso de los autos “pamperos” y toda su ropa a la ciudad, hasta esperar la salida de los aduaneros sindicados como “malos” por aquellos que permiten el cruce.

Una realidad social entre fronteras que demuestra la importancia de la hermandad de ambos países, fuera de la visión centralista, Tacna y Arica dos localidades unidas por el comercio y la complicidad económica en épocas malas.

Esto es un ejemplo del difícil momento de instituciones extranjeras que se muestran en actos de soborno, lo cual genera desconfianza y temor entre sus coterráneos. ¿Hoy en Chile no se está destapando la misma olla?

Como vemos, un Perú bastante alejado de los preceptos INCAS de: "No hurtar, no mentir, no estar de ocioso"...